"Si la coherencia del canon poetico cubano, sustancialmente origenista, ha dependido del espejismo de cierta elite, lo mejor seria salirse por la tangente," escribe Pedro Marques. En busca de esa salida, el autor rastrea lo que llama "el relato," una cierta manera de narrar que asimila "la prosa de la nacion." Lineas de fuga, en suma: el desvio decadente de Casal, el Lezama cansado, ya totalmente huerfano, de Fragmentos a su iman, el Marti postumo del Diario de campana, la lengua "menor" de Pinera en La gran puta, el Zequeira alucinado de La ronda. A esta nomina se suman tres ilustres...
"Si la coherencia del canon poetico cubano, sustancialmente origenista, ha dependido del espejismo de cierta elite, lo mejor seria salirse por la tang...