No hay erotismo sin levedad -una cierta ingravidez de los cuerpos al tocarse- asi como tampoco hay palabra sin silencio. Ambos, levedad y silencio, fundan un espacio de significaciones y sentidos indispensables para comunicarnos con ese otro que nos ama o nos escucha (y hace, a veces, las dos cosas). Desde ese espacio escribe Juan Luis Landaeta La conocida herencia de las formas. Escribe desde lo breve. Como en ese juego de la infancia, donde uniamos puntos hasta completar una figura, el lector traza aqui, entre verso y verso, la totalidad del poema y comulga con el. Entre poema y poema,...
No hay erotismo sin levedad -una cierta ingravidez de los cuerpos al tocarse- asi como tampoco hay palabra sin silencio. Ambos, levedad y silencio, fu...