Por mas que el jinete trataba de sofrenarlo agarrandose con todas sus fuerzas a la unica rienda de cordel y susurrando palabritas calmantes y mansas, el peludo rocin seguia empenandose en bajar la cuesta a un trote cochinero que descuadernaba los intestinos, cuando no a trancos desigualisimos de loco galope. Y era pendiente de veras aquel repecho del camino real de Santiago a Orense en terminos que los viandantes, al pasarlo, sacudian la cabeza murmurando que tenia bastante mas declive del no se cuantos por ciento marcado por la ley, y que sin duda al llevar la carretera en semejante...
Por mas que el jinete trataba de sofrenarlo agarrandose con todas sus fuerzas a la unica rienda de cordel y susurrando palabritas calmantes y mansas, ...