ISBN-13: 9781518838682 / Hiszpański / Miękka / 2015 / 236 str.
ISBN-13: 9781518838682 / Hiszpański / Miękka / 2015 / 236 str.
En la Biblia, las riquezas son una bendicion, y un bien confiado por Dios al hombre (Dt. 19:18; 1 S. 2:17; 1 Cr. 29:12; Ec. 5:19); Abraham era riquisimo (Gn. 13:2); sin embargo, el hombre es considerado como administrador, no dueno de ellas. De esta manera el Senor, como dueno de todo (cfr. Sal. 24:1) da instrucciones a los que tienen para que den liberalmente a los necesitados (Dt. 15:7-11; cfr. vv. 1-6; 12-18). En las Escrituras se denuncia el peligro del perverso corazon humano de confiarse en las riquezas, en vez de fiarse de Dios (Jer. 9:23-24). El poseedor de riquezas puede ensoberbecerse por ello (Pr. 18:23; 28:11), hasta el punto que el Senor Jesus senala la dificultad de la salvacion de los ricos (Mt. 19:23, 24; Mr. 10:25; Lc. 18:25; cfr. 18:18-23). Denuncia el inmenso peligro de caer en la esclavitud de las riquezas (Mt. 6:24; cfr. Ec. 4:8; 5:12). Refiriendose a los creyentes ricos, el apostol Pablo da la instruccion a Timoteo: A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, que son inciertas, sino en el Dios vivo ... Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos ... (1 Ti. 6:18-19). El Senor Jesus es puesto como ejemplo: Ya conoceis la gracia de nuestro Senor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico (2 Co. 8:9). No se condena en absoluto la posesion de las riquezas, pero si el mal uso de ellas, como de cualquier otro don que el Senor haya otorgado al creyente. Tambien se condena su mala adquisicion, por avaricia (Pr. 28:22); engano (Jer. 5:27); rapina (Mi. 6:12); opresion (Stg. 2:6); impago de los salarios debidos (Stg. 5:1-4) junto con un dominio violento de la sociedad (vv. 5-6). En un nivel trascendental, Dios hace participe al creyente de Sus riquezas en gloria en Cristo Jesus (Fil. 4:19). En Cristo Dios nos ha dado a conocer las riquezas de Su gracia (Ef. 1:7), de Su benignidad (Ro. 2:4), de Su gloria (9:23), de Su sabiduria y conocimiento (11:33), y de pleno entendimiento (Col. 2:2)."