ISBN-13: 9781482044492 / Hiszpański / Miękka / 2013 / 266 str.
Este ensayo continua el eterno debate respecto a la existencia de Dios. Lo hace desde una perspectiva racionalista, sin menoscabo de la fe. Focaliza su atencion en los indicios de naturaleza cosmologica y, con menor profundidad y extensividad, en los ontologicos y teleologicos. Indaga sobre todos ellos a la manera como un detective procura encontrar indicios que le lleven a la verdad. Lo que busca es la existencia en si de Dios, independientemente de la forma como las religiones se lo representen, cosa nada facil pues significa partir de una nocion muy comprehensiva de Dios, nocion que en este trabajo es la de una entidad espiritual trascendente e inmanente al mismo tiempo, al mundo. Buscar su existencia en esta forma implica elevarse sobre las circunstancias propias de las organizaciones religiosas, y no prestar oidos a quienes niegan su existencia basados en los errores de estas. Negarla por estos motivos no solo es un grave error, sino tambien una degradacion de la idea de Dios. Varios de los argumentos expuestos en este libro son nuevas maneras de expresar viejas ideas en defensa de la existencia de Dios. En este punto cabe aclarar que lo que se busca es demostrar de una manera logica -no cientifica ni empirica- su existencia. Tal vez el resultado mas relevante sea el hecho de que al considerar en conjunto -acumulativamente- los indicios de Dios, uno se persuade de su existencia. Al abordar lo cosmologico, lo primero que se asoma a la conciencia es la imposibilidad de explicar la realidad sobre una base de infinitud, sea esta una infinitud de tiempo "hacia atras," o una de causas y efectos. Ante esa imposibilidad, surge como necesidad la finitud, pero entonces no faltara quien diga que esto revela incoherencia, doble discurso, y hasta falta de honradez intelectual, pues mientras por un lado se sostiene que todo tiene su causa, por otro se dice que debe haber algo al principio del tiempo o de la cadena de causas y efectos, que no la tenga. Pero no hay tal incoherencia. Es que la realidad no puede explicarse bajo un formato de infinitud; es necesaria la existencia de algo inicial, incausado, y eso es ya el primer indicio de la existencia de Dios. La Teoria Cuantica, con sus multiples historias, su principio de incertidumbre, la ubicuidad de las particulas, e incluso con la posibilidad de que la realidad sea determinada por la mirada del observador, apunta hacia una mayor necesidad de un diseno inteligente, pues nos muestra una realidad mucho mas compleja de lo que nos imaginabamos, y es de sentido comun suponer que a mayor complejidad menos posibilidad exista de que las cosas hayan ocurrido por puro azar y espontaneidad. Hume dice que el principio de causalidad solo puede tener valor respecto a los objetos de los que tenemos impresiones, es decir, respecto al pasado; de los fenomenos que pudieran ocurrir en el futuro no tenemos ninguna impresion, y por lo tanto a ellos no les es aplicable el principio de causalidad. Eso es un empirismo extremo, un error, pues la observacion de que todo tiene su causa es una experiencia de vida que se cumple siempre, y por eso hace sentido pensar que los objetos de los que en el futuro tengamos impresiones tambien tendran una causa... incluso su Causa primera. Al revisar posturas filosoficas y teologicas tradicionales se encuentran otros indicios, ontologicos y teleologicos. Dos de las cinco vias tomistas: la cuarta (jerarquia de los valores) y la quinta (finalidad de origen exogeno), suponen la nocion de Dios grabada en el alma humana. Calvino la llamo sensus divinitatis, y significa que tenemos, en calidad de instinto natural, conciencia de la divinidad, conocimiento natural, directo y genuino de que Dios existe. Por otra parte, los cinco argumentos de Hume para rebatir el teleologico, no logran desvanecer los indicios, pese al valor probatorio que algunos han creido encontrar en sus argumentos."