ISBN-13: 9781493622405 / Hiszpański / Miękka / 2013 / 110 str.
Arte marcial por excelencia y parte integrante de la tradicion guerrera del Japon, a la cual habia conferido incluso parte de la nobleza, el Karate conocio su prueba de fuego en la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente, en esta confrontacion este arte de lucha salio disminuido y fortalecido a la vez. La mayoria de los Karatecas que tuvieron que incorporarse al ejercito salieron con vida y todos conservaron su patriotismo y orgullo. El Japon de antes de la guerra era la potencia militar y economica mas importante de Asia, y al finalizar esta siguieron conservando su primacia. La sociedad japonesa seguia conservando tambien el mismo fondo sobre los valores morales, aunque estos eran normas y costumbres medievales. Sin embargo, durante la guerra, los americanos se sorprendieron al tener como enemigos unos soldados modernizados y eficaces. La tradicion no estaba renida con la eficacia en la guerra. La formidable maquina de guerra japonesa se demostro altamente eficaz contra los americanos, asi como quedo tambien bien patente el coraje y la valentia de los japoneses. Tanto es asi, que fueron numerosos los japoneses que aceptaron combatir con las manos desnudas. Entrenados con un vigor que no tenia igual, presionados quiza por la propaganda que recibian dia y noche, estaban convencidos que serian los ganadores de esa guerra. Ademas, los soldados contaban con su gran maestria en el karate, bastante mas eficaz que la lucha americana, centrada casi exclusivamente en un boxeo ingles rudimentario. Sin embargo, su audacia no fue suficiente contra el poderio militar norteamericano, como tampoco lo fue su tendencia al sacrificio. Los "kamikaces" fueron un invento nipon y estaban convencidos de que asi servirian al destino de su pueblo. Ademas, su sacrificio les facilitaria una reencarnacion gloriosa y mas pronta. Pero su pasion por la gloria les llevo a olvidar elementales reglas de prudencia, como es el hecho de que no se puede volar en medio de un espacio cubierto por las baterias antiaereas. Esto costo la vida a miles de soldados japoneses. Una vez consumada la rendicion, numerosos karatecas se preguntaron sobre la verdadera eficacia de las artes marciales. Nunca hasta ese momento nadie se habia cuestionado la validez del karate como arte de guerra. Esta modalidad de lucha formaba parte del patrimonio cultural del pais y esto ya era suficiente para considerarlo util y eficaz. Sin embargo, al finalizar la guerra la mayoria de los universitarios que lo practicaban lo abandonaron bruscamente. Llegaron a la conclusion de que las cualidades fisicas de un individuo solamente tienen una importancia secundaria y, por tanto, el saber artes marciales no era imprescindible. Esta postura generalizada provoco un estancamiento de las artes marciales japonesas, aunque afortunadamente no fue seguida por la totalidad de los maestros de entonces, los cuales siguieron ensenando y practicando el Karate dentro y fuera del Japon. Lo que si quedo demostrado es que no se deberia utilizar tan temerariamente como se hizo durante la guerra. Cuando hay delante un individuo armado con arma de fuego, las tecnicas del Karate no sirven para detener una bala. Es eficaz para la autodefensa y el cuerpo a cuerpo, pero obviamente no lo es contra un fusil ametrallador que dispara diez balas por segundo. El Karate se comenzo entonces a valorar en su justa medida y paso a utilizarse en aquellos casos en los que era necesario un buen uso de las armas naturales de nuestro cuerpo, aplicadas por supuesto con buena tactica y tecnica. Los comandos americanos que luchaban en la selva y en los suburbios de las ciudades, tuvieron pronto conocimiento de la eficacia de las artes de lucha japonesas. Una vez finalizada la guerra, estos mismos grupos de comandos asistieron a las demostraciones de los maestros japoneses. Muchos de esos espectadores serian despues los que se encargarian de divulgar por el mundo las virt