ISBN-13: 9781492217183 / Hiszpański / Miękka / 2013 / 168 str.
No es una cuestion de ignorantes, pues todo el mundo recurre cotidianamente, y con frecuencia diariamente, a alguien, persona o institucion, que pueda predecir un futuro cercano y en ocasiones lejano. Quiere saber sobre su futuro quien acude doliente al medico para curarse de su mal y le pregunta cuando se curara o, mas resignadamente, si su enfermedad le permitira seguir disfrutando de la vida. Tambien quiere saber su futuro quien tiene todos sus ahorros en la Bolsa y acude a su agente para que le informe de sus predicciones sobre el futuro economico de las empresas en las cuales ha invertido su dinero. Del mismo modo, los hombres del tiempo nos vaticinan sin mucho convencimiento sus pronosticos para manana o pasado manana, y los politicos realizan sus planes con un ano de antelacion, mientras consultan febrilmente los sondeos de opinion que les vaticinan un concreto numero de votos. Tambien ejercen de adivinos aquellos que aseguran a su discolo hijo que se matara si sigue corriendo velozmente con su destartalada motocicleta, lo mismo que quienes aseguran a su joven hija que se quedara embarazada pronto si insiste en no emplear ningun anticonceptivo. No hay nadie, o casi nadie, que no realice en su vida vaticinios y predicciones del futuro, ni siquiera el labriego cuando asegura que llovera porque el aire "esta cargado de humedad," ni los ejecutivos de esa agencia de marketing cuando recomiendan sacar al mercado determinado producto que "arrasara el mercado." Sin embargo, y a pesar de que todos efectuamos nuestras predicciones, nadie tiene tan poco prestigio cientifico como los futurologos y adivinos. Enfundados en sus casacas floridas, rodeados de una parafernalia impresionante y con mil y un sistemas para predecir el futuro, se enfrentan a los incredulos tratandoles de demostrar que el futuro no solamente es predecible, sino modificable. Y es que su mision en esta vida esta mal entendida, puesto que aunque con frecuencia traten de hablarnos demasiado de nuestro pasado (algo que ya sabemos sin necesidad que nos lo expliquen) y poco del futuro, sus palabras en general tratan de darnos aliento y confianza en el porvenir, ese lugar en el tiempo que siempre llega, salvo en el momento de nuestra muerte. Por eso, escuchar a un adivino no es propio de ignorantes (aunque en ocasiones ellos son los ignorantes), sino solamente de personas que buscan consuelo en alguien que les asegure que cualquier tiempo futuro sera mejor. Ese cometido deberia formar parte de la familia o amigos, pero con demasiada frecuencia escuchamos mas palabras desalentadoras que estimulos y demasiados malos augurios que buenos presentimientos, por lo que acudir a un futurologo experto es siempre una terapia saludable. La fe mueve montanas, dicen, y puestos a tener fe en algo prefiero tenerla en quien me asegura que proximamente (este termino puede indicar dias o anos) sere feliz, fuerte, rico o intensamente amado. Quien guste de escuchar reproches por el pasado, quejas por el presente y amenazas hacia el futuro, seguro que encontrara muchas personas a su alrededor dispuestas a explicarselo con todo detalle, pero yo prefiero, si me permiten, lo otro: los buenos augurios."